jueves, 4 de marzo de 2010

El terremoto de Chile: Ultimas noticias

El siguiente resumen de los efectos del terremoto ocurrido en Chile este año se basa en un informe preparado por el Ministerio de Salud y la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior y en un análisis del asesor de la OPS en preparación para casos de desastre en América del Sur.

El terremoto que azotó a Chile el 3 de marzo pasado tuvo su epicentro en el fondo del océano a 40 km de la ciudad costera turística de Algarrobo y a 80 km al oeste de Santiago. La zona central del país sufrió el mayor impacto de este sismo, cuya intensidad osciló entre 6 y 8 en la escala de Mercalli. Aunque esa zona abarca sólo 10,4% del territorio nacional, allí se halla concentrado el 67% de la población total del país.

Pese a que la zona afectada es la más densamente poblada, sólo hubo 177 muertos. Esta baja tasa de defunción se atribuyó a que el terremoto ocurrió en un templado atardecer de un domingo cuando todavía había un poco de luz. Por ende, a diferencia del terremoto ocurrido en Guatemala en 1976, que sobrevino mientras la gente dormía en sus hogares y dejó un saldo de 23.000 muertos, el de Chile ocurrió mientras una gran parte de la población estaba despierta y podía salir a las calles. Se estima, asimismo, que el hecho que la población chilena tiene una conciencia general de qué hacer en caso de un terremoto y estaba preocupada por los temblores que se sintieron antes del gran sismo, fueron factores favorables.

Quizá por las mismas razones, la proporción de heridos a muertos fue mucho mayor que la que normalmente se prevée de 3:1. Hubo más de 2.500 heridos que necesitaron atención médica.

Los daños físicos fueron mucho más extensos y han tenido graves repercusiones económicas. En un principio se estimó el costo de reconstrucción en más de EUA$600 millones. Aunque no hubo tsunami, la fuerza del sismo causó graves daños en los dos puertos principales del país: Valparaíso perdió 50% de su capacidad para manejar carga y el Puerto de San Antonio quedó completamente destruido. Los puentes y caminos quedaron intransitables o averiados y dos semanas después del terremoto todavía estaban dañadas las líneas telefónicas y telegráficas en 6 y 11 distritos, respectivamente. Los daños y destrucción causados a las viviendas dejaron a más de 700.000 personas desamparadas.

Las reparaciones y la reconstrucción comenzaron casi inmediatamente pues la fase de emergencia se manejó a una velocidad poco usual. Dicha fase abarcó rescate y salvamento, atención médica, distribución de agua de emergencia, refugios, desescombramiento de las principales vías, restauración del servicio eléctrico y demolición de las estructuras averiadas.

Efectos en la salud

La interrupción del abastecimiento de agua a causa de los daños sufridos por la infraestructura física fue el problema inmediato que más graves consecuencias puede acarrear para la salud pública. Pese al rápido trabajo de restauración, seis semanas después del impacto todavía se estaba distribuyendo el agua en carro tanques y en fuentes públicas a las familias desplazadas que estaban alojadas en campamentos temporales.


Foto: Miguel Sayago/OPS - Vecinos de la ciudad de Santiago hacen cola para obtener agua distribuido por un tanque cisterna después de los graves daños sufridos en las cañerias.

La atención inmediata a los heridos se realizó según el Plan SEH, que es el plan nacional de emergencia para la atención de víctimas en masa. Los pacientes fueron distribuidos a través de una amplia red de hospitales que todavía estaban funcionando y de servicios medicoasistenciales temporales establecidos en recintos de contingencia. Se pusieron en funcionamiento varios generadores de emergencia y los pacientes a quienes se podía dar de alta fueron enviados a casa por el resto de la emergencia. Se emplearon suministros y equipo de los depósitos centrales de reserva para reemplazar los averiados o perdidos y para atender al mayor número de pacientes. El avanzado estado de preparación permitió afrontar la fase de emergencia con eficacia, evitando así prolongar la situación de desastre.

Gráfico 1: Formulario de muestra empleado para determinar los daños ocurridos después del terremoto del 3 de marzo de 1985

Matriz de datos para los servicios de salud: zona metropolitana occidental

NOMBRE DE INSTITUCION

LUGAR

REGION

ZONA DE CAPTACION (miles)

% CAMAS DAÑADAS

% DE DAÑOS A SERVICIOS

CLASE DE DAÑO

SOLUCION TIPO

COSTO MILES







ELEMENTO

DAÑO



Curacavi

Curacavi

Metro

15.219

100%


fachada

reparable

2.1

3.500

C. de Dios

Santiago

Metro

527.406


35%

estructura(1)

(1)

(1)

(1)

S. de Dios

Santiago

Metro

527.406

90%

25%

tejas

reparable

2.1

790

Bulnes N.

Santiago

Metro

310.255

100%

100%

ascensores

reparable

2.1

4.200







agua

reparable









vidrios

reparable









tejas

reparable



Bulnes A.

Santiago

Metro

310.255

100%

25%

estructura

reparable

2.1

7.000







instal.

reparable









techos

reparable



Peñaflor

Peñaflor

Metro

59.417

100%

50%

edificio

irreparable

(1)

(1)

(1): bajo estudio

Sin embargo, un mes más tarde, el 3 y el 8 de abril se sintieron fuertes temblores en Valparaíso, Viña del Mar y Santiago. El del 8 de abril alcanzó una intensidad de 7,2 en la escala de Richter. Muchas edificaciones ya averiadas en marzo quedaron completamente destruidas y el número de damnificados llegó casi a un millón.

Pese a haber recibido dos veces en un mes el impacto de tan fuertes terremotos, en mayo ya se había superado la crisis del abastecimiento de agua, las comunicaciones telefónicas y la electricidad.

Consecuencias a largo plazo

No obstante, las consecuencias del terremoto para la salud revisten importancia a largo plazo. A medida que se acercaba el invierno y que las temperaturas comenzaron a bajar a 4 grados Celsius, todavía faltaban materiales para la reconstrucción de las viviendas. Doce de los 79 hospitales de la región afectada quedaron completamente destruidos o sufrieron graves daños estructurales. La pérdida proporcional en términos del número de camas fue superior al 20%: 4.249 camas de un total de 19.574. El resto de los hospitales sufrió también algunos daños aunque en menor grado. Una vez hechas las reparaciones básicas se esperaba que pudieran funcionar con una capacidad media del 50%.

Hasta la fecha no se han detectado aumentos de enfermedades transmisibles. Sin embargo, al empezar la temporada de invierno, el sistema de vigilancia epidemiológica ha venido estudiando cuidadosamente la situación para detectar posibles brotes de enfermedades respiratorias y problemas gastrointestinales que, en opinión de algunos expertos, podrían presentarse en los asentamientos temporales donde todavía no hay todos los servicios sanitarios y de abastecimiento de agua que se necesitan.

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